domingo, 18 de noviembre de 2007

MI NOMBRE ES LILITH


Mi nombre es Lilith, la indómita, defendiendo mi independencia con uñas y dientes. Fui creada como tú, hombre, de igual manera y al mismo tiempo. Como tú, hombre, no de ti. El enigma de mi cuerpo me hace siniestra ante tus ojos, me temes por que no me entiendes y porque no puedes poner freno a mis ardientes deseos y ves como tu corazón, hechizado y confuso, se enreda en mi cabellera roja. Tienes miedo porque no puedes dominarme ni dominar tu deseo y te pierdes en mí, sin poder salir de mi vientre. Estás atrapado y no te gusta.


¡Cómo puedes pensar siquiera en poner cotos a mi libertad! Yo Lilith, la nocturna, la que domina la noche que tanto te asusta, la reina de la oscuridad, la que renunció a todo un Paraíso plantando cara al mismo Dios.


Me marcharé de tu lado, de tu Edén, y tú te quedarás con Eva, la pobre Eva, la sumisa. Eva que te será fiel y leal, que parirá tus hijos, que adorará a tu dios y que moriría por ti.


La seguridad que me confiere la sabiduría me acompañará y será el instrumento con el que levantaré mi nuevo reino. Seré cuna y sepulcro, principio y fin y mi vientre, aunque estéril, será tu refugio cuando lo necesites porque yo sí te amo, pero me es más amada mi libertad y pretendes arrebatármela.


Vendrás a mí venciendo tus temores, a mi reino oscuro. Mis lechuzas te acompañarán, te traerán a mi presencia y te rendirás a tus más oscuros deseos. Pero no te quedarás a mi lado porque aquí no eres el rey, no eres el dueño y señor: eres solamente un hombre. Volverás a tu Edén junto a Eva, sometido a tu dios y me recordarás cada noche. Nunca podrás olvidar cómo Lilith te prestó su amor, su deseo una vez y como casi pudiste tocar la libertad. Volverás a la sumisión, a la rutina a tu mundo patricéntrico donde no hay sitio para volar y estarás a gusto porque allí sí eres tú el que controla la situación.


Pero esperarás con ansiedad la luna nueva, el tercer día de la luna que nace y mirando al horizonte que suge del oeste me verás lejos, sentada en la concavidad oscura de Selene, inalcanzable ya para ti.




Sé que me demonizarás y me presentarás ante tus hijos como un ser perverso que maneja el mal y mora en los abismos, como un ser fatídico e impetuoso que se alimenta de la sangre ardiente de los hombres. Lo sé, será tu venganza por mi rechazo, por mi elección de independencia. Me odiarás por que me temes, porque no intentas conocerme, sólo dominarme y tu odio me hará más fuerte... pero no dejaré de amarte, hombre.




En tu rutina diaria mirarás de reojo a Eva, a la mujer, esperando verme aparecer de repente en sus ojos porque sabes, aunque no lo quieres reconocer, que en el fondo de su adoración por ti, de su sumisión está reprimida el ansia de libertad.




Sabes que en el fondo de cada Eva siempre hay latente una Lilith que luchará.

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