martes, 26 de mayo de 2009

LEGA, LEGALIZACIÓN....


Hace pocos días cayó en mis manos un librito editado por el Ministerio de Sanidad y Consumo titulado "Drogas". Es un estudio comparativo de difrerententes drogas -tanto legales como ilegales- en el que se informa de sus efectos a largo y corto plazo, una especie de "guía úitl" sobre las drogas.Por supuesto lo leí, más por curiosidad que por ignorancia, pues con mi edad ya casi estoy de vuelta de todo y, la verdad, he procurado no dejar nada atrás.

En el índice se puede leer: tabaco, alcohol, cannabis, cocaína, heroína y drogas de sínteis, cada una con su capítulo correspondiente y todas con sus componentes, riesgos de adicción y efectos en nuestro organismo.Pues bien, este librito no hizo más que confirmarme en mi opinión: su carácter legal o ilegal no viene dado por sus efectos dañinos en el organismo -ni mucho menos-, que sería lo lógico, primero por nuestra salud y calidad de vida y segundo porque un enfermo crónico origina un gasto social enorme. Pude observar, haciendo una comparación, que las drogas más dañinas son, precisamente, las legales: alcohol y tabaco.


El tabaco es, según la OMS la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo (en España 50.000 personas al año) y se lo relaciona con 14 enfermedades (desde enfemedades respiratorias hasta impotencia) y encima contamina el aire. Bueno, hablamos del tabaco que se comercializa por grandes y poderosas empresas y que además de tabaco -en un porcentaje ínfimo- contiene arsénico, cadmio, níquel, polonio 210, acetonas, metanol.... y un largo etcétera de sustancia adictivas que entran gratis en el precio de la cajetilla. (Soy fumadora).La otra joya de la corona es el alcohol. Inmersos en la cultura del vino -sobre todo yo, que nací en Toro (Zamora)-, es espeluznante con que ligereza se trata el tema de la dependencia alcohólica.Una droga que crea dependencia tan rápidamente como la cocaína y que a parte de los efectos a corto plazo en el organismo (intoxicación que puede provocar un coma etílico y generar conductas de riesgo) produce, a largo plazo, efectos crónicos (hipertensión, gastritis, úlceras, cirrosis, cardiopatías, encefalopatías, cáncer, agresividad, depresión, disfunción sexual, deterioro cognitivo, demencia, psicosis...) y dramáticos conflictos personales, familiares y sociales.


Todo esto frente a los efectos del cannabis. Tras su consumo el cannabis produce: relajación, deshinibición, alegría desmedida y enrojecimiento ocular, aumento del ritmo cardiaco, sequedad de boca, dificultades de coordinación (vamos, un pedo como un piano). Pero sus efectos a largo plazo, muy largo plazo, añado: problemas de memoria, dependencia (en un 7% frente al casi 90% del resto de las drogas), enfermedades broncopulmonares (debidas seguramente al tabaco con que se fuma, no al cannabis), arritmias cardiacas y poco más. Por otro lado, su potencial terapéutico está más que demostrado en enfermos de cáncer, sida y glaucoma (doy fe).


Sin querer hacer una apología de ciertas drogas, mi estupor es el hecho de que editan estos libros sin siquiera sonrojarser. Las drogas legales y que generan millones de euros en impuestos están en el grupo de las más letales y peligrosas, junto a la cocaína y la heroína. Claro, que si la marihuana fuera legal no generaría ni un duro: cualquiera podría tener una plantita en su casa.


Pura hipocresía, al final, a los próceres les importamos un carajo.


(Datos y cifras tomadas del librito citado al principio)

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