martes, 17 de enero de 2012
lunes, 16 de enero de 2012
SIN PERDÓN
Ahí los tienes, míralos, como si no hubieran roto un plato, sonriendo ante las cámaras de los noticiarios cuando los pillan entrando a los juzgaos. Ahí están, con sus trajes de marca, sus coches de alta gama y sus cuentas en paraísos fiscales, bien guardadito su dinero para que el fisco no pueda encontrarlo, que lo de sacrificio y paciencia no va con ellos.
Mientras las gaviotas azules se lanzan contra nosotros con más saña que en la película de “Los pájaros”, recortándonos todo lo que dijeron que no iban a recortar y subiendo todo lo que dijeron que no iban a subir, ellos tan tranquilos, adoptando la postura del “ahí me las den todas” porque saben que no sentirán jamás el peso de la justicia.
¡Es que es para matarlos! No me digas a mí que con todo el sufrimiento que han generado sus desmanes financieros, sus robos descarados y tanta y tanta prevaricación no es para plantarse en la puerta del juzgado y descerrajarles un tiro en las tripas por chulos, por ladrones y por mentirosos. ¿Cómo iba a haber dinero en las arcas del Estado o de la Autonomía o del Ayuntamiento que sea si ya se encargaban ellos de que pasara directamente a sus bolsillos?
Y no se cortan un pelo, los tíos. Hasta el último momento negando evidencias aplastantes, defendiendo su inocencia incluso cuando se les dan a escuchar grabaciones telefónicas en las que explican muy bien a sus colegas de rapiña en qué van a gastar el dinero que nos roban a todos, planificando cómo será el próximo golpe a nuestra economía y prometiendo favores por un módico precio.
Han descubierto la cueva de Alí Baba: el braguetazo político y financiero para vivir sin dar un palo al agua.
Eso sí, son demócratas al cien por cien, no hacen distinción de partido, ni de punto geográfico -actúan en todas partes o, como diría nuestro Manolo Escobar: en “los cuatro puntos cardinales de mi España”- ni de clase social, que hasta el yerno del rey, que ya me dirás que necesidad tiene el hombre cuando le pagamos un dineral por “ser vos quién sois”, así, con reminiscencias medievales en pleno siglo XXI.
Se les va a juzgar con esos juicios interminables con el “si yo dije” o “si yo hice”, con el “yo no he sido” y el “he dimitido por mi partido, pero soy inocente”, y mientras pasan los días y los meses, miles de familias se quedan sin casa porque han sido despedidos de sus trabajos, millones tienen que mirar el céntimo por que han congelado los salarios y da gracias que no te lo rebajen. Así, va pasando el tiempo y nosotros tan enfrascados en apretarnos el cinturón y en aplicarnos gasas a la sangría vampírica a la que nos están sometiendo, nos vamos olvidando del tema, como ha sucedido siempre y es que la justicia no es tan ciega como la pintan, a veces sabe muy bien donde hacer la vista gorda.
Pero lo que tiene más delito es el silencio de las altas jerarquías de los partidos que se callan rezando para que la trama tal o cual no salga a la luz en vez de denunciar ellos mismos los desmanes de todos aquellos que vieron la luz sin pasar por el túnel.
Luego, cuando termine todo y nos hayan chupado hasta la última gota de sangre dirán, sin sonrojarse ni un poco, que nos han sacado de la crisis con su trabajo y dedicación y se largarán a sus retiros millonarios dejando la poltrona libre al relevo generacional de sus partidos. Y es que cuentan con nosotros, el resto de los mortales, pobres curritos que nos hemos sacrificado hasta el último aliento, porque creen que se lo vamos a permitir de nuevo, que nos mantendremos calladitos y quietos con nuestros cinco sentidos puestos en sobrevivir y en mantener el miserable status que nos permiten… sólo que puede que esta vez no lo permitamos y reclamemos políticos de otra pasta, aunque haya que romper el molde.
Nos vemos.
Mientras las gaviotas azules se lanzan contra nosotros con más saña que en la película de “Los pájaros”, recortándonos todo lo que dijeron que no iban a recortar y subiendo todo lo que dijeron que no iban a subir, ellos tan tranquilos, adoptando la postura del “ahí me las den todas” porque saben que no sentirán jamás el peso de la justicia.
¡Es que es para matarlos! No me digas a mí que con todo el sufrimiento que han generado sus desmanes financieros, sus robos descarados y tanta y tanta prevaricación no es para plantarse en la puerta del juzgado y descerrajarles un tiro en las tripas por chulos, por ladrones y por mentirosos. ¿Cómo iba a haber dinero en las arcas del Estado o de la Autonomía o del Ayuntamiento que sea si ya se encargaban ellos de que pasara directamente a sus bolsillos?
Y no se cortan un pelo, los tíos. Hasta el último momento negando evidencias aplastantes, defendiendo su inocencia incluso cuando se les dan a escuchar grabaciones telefónicas en las que explican muy bien a sus colegas de rapiña en qué van a gastar el dinero que nos roban a todos, planificando cómo será el próximo golpe a nuestra economía y prometiendo favores por un módico precio.
Han descubierto la cueva de Alí Baba: el braguetazo político y financiero para vivir sin dar un palo al agua.
Eso sí, son demócratas al cien por cien, no hacen distinción de partido, ni de punto geográfico -actúan en todas partes o, como diría nuestro Manolo Escobar: en “los cuatro puntos cardinales de mi España”- ni de clase social, que hasta el yerno del rey, que ya me dirás que necesidad tiene el hombre cuando le pagamos un dineral por “ser vos quién sois”, así, con reminiscencias medievales en pleno siglo XXI.
Se les va a juzgar con esos juicios interminables con el “si yo dije” o “si yo hice”, con el “yo no he sido” y el “he dimitido por mi partido, pero soy inocente”, y mientras pasan los días y los meses, miles de familias se quedan sin casa porque han sido despedidos de sus trabajos, millones tienen que mirar el céntimo por que han congelado los salarios y da gracias que no te lo rebajen. Así, va pasando el tiempo y nosotros tan enfrascados en apretarnos el cinturón y en aplicarnos gasas a la sangría vampírica a la que nos están sometiendo, nos vamos olvidando del tema, como ha sucedido siempre y es que la justicia no es tan ciega como la pintan, a veces sabe muy bien donde hacer la vista gorda.
Pero lo que tiene más delito es el silencio de las altas jerarquías de los partidos que se callan rezando para que la trama tal o cual no salga a la luz en vez de denunciar ellos mismos los desmanes de todos aquellos que vieron la luz sin pasar por el túnel.
Luego, cuando termine todo y nos hayan chupado hasta la última gota de sangre dirán, sin sonrojarse ni un poco, que nos han sacado de la crisis con su trabajo y dedicación y se largarán a sus retiros millonarios dejando la poltrona libre al relevo generacional de sus partidos. Y es que cuentan con nosotros, el resto de los mortales, pobres curritos que nos hemos sacrificado hasta el último aliento, porque creen que se lo vamos a permitir de nuevo, que nos mantendremos calladitos y quietos con nuestros cinco sentidos puestos en sobrevivir y en mantener el miserable status que nos permiten… sólo que puede que esta vez no lo permitamos y reclamemos políticos de otra pasta, aunque haya que romper el molde.
Nos vemos.
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