viernes, 23 de noviembre de 2007

¿COMERCIO JUSTO?

Copio literalmente el texto que me envía Angel, aunque yo no esté muy de acuerdo, pero para eso estamos, que la diversidad de opiniones es lo que mueve el mundo. Gracias Angel.

Todos somos consumidores. Hoy: el café.
El Café en el Comercio Justo.
Por Michael Miller, director de programas del Instituto Acton.
Pregunta: ¿Ayuda realmente el café de Comercio Justo a los agricultores pobres? ¿Colabora eficazmente en la lucha contra la pobreza?
El movimiento estima que el sistema de libre mercado hace daño a los pobres al pagar precios muy poco equitativos por las materias primas. En consecuencia, son metas estipuladas por el movimiento potenciar a productores marginados para que lleguen a ser económicamente estables y autosuficientes, así como promover el desarrollo sostenible, la igualdad de sexos y la protección del medio ambiente.
Los productores que cumplen los estándares de comercio justo: aspecto laboral, de desarrollo y de sostenibilidad medioambiental, quedan "certificados" y por tanto reciben un precio superior al de mercado por sus mercancías. Ahora bien, si el comercio es realmente libre, entonces no motivos para alterar el mercado que dé como resultado una subida artificial de precios. Lo que hace que el comercio se vuelva injusto es cuando los países subvencionan a ciertas industrias o ponen aranceles a productos extranjeros bajando artificialmente el precio a nivel nacional de modo que el productor extranjero no pueda competir. Éste es el caso con los subsidios agrícolas de Estados Unidos y la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Si se quitaran esas subvenciones, los agricultores de los países en desarrollo podrían competir con sus homólogos norteamericanos y europeos jugando con las mismas reglas de juego. Esto no sólo bajaría los precios para los consumidores, sino que generaría más ingresos en los países en desarrollo.
Comercio Justo se califica a sí mismo como la solución pero, en alguna manera, crea obstáculos a la libre competencia al establecer artificialmente precios más elevados que el mercado ofrecería y que pagan los consumidores. En su breve libro La economía en una lección, Henry Hazlitt definió la economía como ver los efectos de una política no sólo sobre un grupo sino sobre muchos y prestar atención a las consecuencias no deseadas en todos.
Posibles consecuencias involuntarias del café de Comercio Justo. Primero, sólo ciertos agricultores "certificados por Comercio Justo" están recibiendo precios más altos por su grano. Esto significa que otros agricultores en el área tendrán más dificultades para competir. Esto puede crear incentivos para la corrupción, porque es difícil determinar si todo el grano vino de una plantación "certificada" específica o se compró a otros a más bajo precio.
En segundo lugar, los precios artificialmente inflados crean incentivos para que la gente se quede en el negocio del cultivo del café evitando pasar a otras industrias o empleos que serían más provechosos a largo plazo. El comercio justo también crea incentivos para que más gente produzca café, lo que podría acabar creando un excedente que resultaría en una bajada de los precios.
Tercero, ¿ayuda el comercio justo a que los pobres suban en la cadena de valor hacia otras actividades? ¿No será más bien que los precios artificialmente altos crean el incentivo para sólo dedicarse a cultivar café, dejando el trabajo de valor añadido a las compañías de Estados Unidos y Europa? Al igual que los subsidios agrícolas, ésta parece otra buena forma de limitar la competencia que los países en desarrollo representan.
Necesitamos estar alerta contra prácticas explotadoras de trabajo y esclavitud y se debería elogiar al movimiento Comercio Justo por ello. Quizás Comercio Justo también haya echado una mano a algunos agricultores facilitándoles mejor y canales de crédito más seguros. Pero incluso para esos agricultores que se benefician del comercio justo, cualquier éxito a largo plazo parece depender de que siga de moda entre intelectuales y consumidores americanos y europeos, ambos grupos de lo más voluble.
Como tantos planes en contra del mercado que han ido y venido, me temo que probablemente terminará a la larga haciendo daño a los pobres en lugar de ayudarles. La mejor manera de crear oportunidades y crecimiento sostenible a largo plazo no es con movimientos pasajeros, sino con las mismas instituciones que permitieron a Occidente llegar a donde está: garantizar la propiedad, el Estado de Derecho y el libre intercambio.
Cuando estas instituciones están en vigor de justicia, el comercio es realmente justo, hay más gente que se beneficia de él y el mercado promueve ese espíritu emprendedor que es la principal fuente de la riqueza.
El libre comercio y el libre mercado han sacado a más gente de la pobreza que todos los movimientos políticos de moda juntos que, cargados de buenas intenciones, suelen acarrear perniciosas consecuencias.

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